Ciudad de México, FORBES: Como en cualquier momento de transición, es natural que haya incertidumbre. Pero una cuestión es cierta y segura: las autoridades han endurecido sus procesos de fiscalización.

En el plan nacional de Morena, se menciona que no habrá incrementos en las tasas impositivas ni creación de impuestos. Se habla de un gobierno que impulse la austeridad y tenga pleno control del gasto. Ante este panorama, lo que se esperaría es que no aumentaran los impuestos; sin embargo, los ejecutivos que reunimos afirmaron que, al tener compromisos adquiridos por el hecho de tomar posesión, tal vez a mediano o largo plazo sí se podrían ver algunos cambios o incrementos en las propuestas iniciales. Entre las posibles consecuencias, los expertos dicen ser posible hacer un ajuste de tarifas, no de incrementos, como lo es la reducción de la tasa del Impuesto sobre la Renta y el Impuesto sobre el Valor Agregado.

VALOR

En cuanto al combate a la corrupción, los asistentes coincidieron en que los mecanismos principales se centrarán en: (1) evitar la evasión fiscal y prevenir el lavado de dinero e (2) impulsar un ambiente fiscalizador. En este ámbito, surgieron dos cuestiones en el debate: si es posible cuantificar la corrupción y cómo lo haría el nuevo gobierno. Según uno de los participantes, una de las maneras de cuantificar la corrupción es comparando el resultado proporcional de la recaudación en beneficio del Producto Interno Bruto. En México se tiene un porcentaje de recaudación del 17% mientras que en otros países de América Latina se habla de porcentajes de hasta el 35%. Ante este potencial escenario, las empresas deben estar preparadas para hacer frente a los mecanismos de cuantificación y fiscalización de corrupción que defina el nuevo gobierno.

Como expectativas para los próximos seis años, los ejecutivos sintetizaron sus deseos en tres pilares: los contribuyentes buscan que exista claridad en políticas públicas, que se simplifique la carga administrativa, y se logre materializar la fiscalización. Como resultado de la nueva administración, se concluyeron diversas previsiones, tales como mayor fiscalización de la empresa; mayor transparencia y trazabilidad de la información mediante el uso de la tecnología; endurecimiento de los procesos de auditoría; extinción de regímenes especiales; aumento de IEPS; reforma, cambios y/o ajustes fiscales a mitad de sexenio. Asimismo, el 77% de los expertos cree que la complejidad del panorama tributario mexicano aumentará en los próximos 12 meses.

Como en cualquier momento de transición, es natural que haya incertidumbre. Pero una cuestión es cierta y segura: las autoridades han endurecido sus procesos de fiscalización y, gracias a la automatización, ésta será más conectada e inmediata. Al mismo tiempo, la transparencia estará mucho más presente en el país. En consecuencia, las empresas se deben preparar en el mismo sentido. En este contexto, la digitalización y el cumplimiento serán, como nunca, no solo una necesidad, sino una ventaja competitiva para la sostenibilidad de los negocios.

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